Partida Demostrativa de Juego con las reglas del ajedrez medieval

La presente partida se ha compuesto con fines didácticos sacrificándose la corrección en algún caso en aras de poder mostrar cada uno de los lances del ajedrez medieval. El jugador de nuestros días va a desenvolverse con dificultad con la reglamentación antigua. Muchos de los preceptos, registros e ideas temáticas no sirven en el mundo árabe, donde predominan las jugadas fantasmagóricas, saltos, lances todos ellos sorprendentes para nosotros. Las posiciones tienen un aspecto más mágico, conservando pese a todo un encanto muy especial. Se trata de un ajedrez muy diferente al nuestro. Un solo ejemplo, contrastando ambas normativas, aclara por qué el ajedrez moderno se expandió de una forma fulminante por toda Europa en muy pocos años.
Solo la seguridad que proporcionan las dos piezas cuyo movimiento ha sido el mismo desde siempre, la torre y el caballo, puede, al jugador de nuestros días, conducirle a terrenos conocidos. Como orientación, respecto al valor material de las piezas, cabe señalar que en rigor la torre y el caballo serían las piezas mayores, el alfil es algo más fuerte que el alferza, y éste apenas es superior al peón por el hecho de poder mover hacia atrás. La diferencia de valor entre estos tres trebejos es difícil de cuantificar. El papel del rey se torna, en el ajedrez árabe, decisivo. Solo la torre es superior a él. Con todo, estas consideraciones hay que tomarlas con ciertas reservas al existir la inquietante regla del rey robado y al tener los peones una misérrima transformación en alferza.

Apertura Damiano







 

1. e4 e5 2. Cf3 f6 3. Cc3 Cc6 4. Ae3 Ae6 5. Ah3 Rf7 6. Fe2 Cge7 7. Td1 Cg6 8. d4 ed4 9. Cd4 Cd4 10. Td4 Fd6 11. Rd2 c5 12. Ac5 Fc5 13. Td7+ Re8 14. Af5 Tb8 15. Cd5 Fb6 16. Tg7 Ah6 17. Ah7 Tg8 18. Cf6 Rf8 19. Tg8 Ag8 20. Cd7 Rg7 21. Cb8 Rh7 22. Cd7 Rg7 23. c4 Rf7 24. c5 Re7 25. cb6 Rd7 26. ba7 Af4+ 27. Re3 Ae6 28. Td1 Rc7 29. A8=F Rb8 30. Td8 Ra7 31. Rd4 Ad2 32. Rc5 b6 33. Rb5 Cf4 34. Fa6 Ce2 35. Td7 Rb8 36. Rb6 Ab4 37. Fb7 Ac8 38. Td8 1-0


1.e4 e5 2.Cf3 f6 (La apertura de Damiano, que aquí no podemos llamar gambito, era en la época antigua una defensa soberbia: el peón de rey se defiende de una forma económica y además se habilita la casilla f7 para el rey que no dispone, cabe recordarlo, del derecho al enroque. Esta defensa debió de contar con muchos devotos pues es analizada exhaustivamente en los primeros impresos, ya con la normativa del ajedrez moderno, Lucena (1497), Damiano (1512) y Ruy López (1561), cuando en rigor era ya una defensa inferior, al existir el lance 3.Ce5, merced a la existencia de la poderosa reina, y debilitarse, en cualquier caso, la diagonal a2-g8, circunstancia que no se daba en las partidas medievales, donde ni siquiera el alfil se desplaza a lo largo de la diagonal)
3. Cc3 Cc6 4. Ae3 Ae6 (¡no deja de sorprendernos el salto del alfil!)
5. Ah3 Rf7 6. Fe2 Cge7 7. Td1 Cg6
8. d4 (abrir líneas para las torres, las reinas del ajedrez árabe, era ya una buena estrategia) 8...exd4
9. Cxd4 Cxd4
10. Txd4 (Una posición curiosa. La torre amenaza tomar el peón d7, de una forma impune. Pero aún es más sorprendente la defensa del negro que sigue) 10...Fd6 (el Alferza, en su primer lance, puede saltar, incluso por encima de pieza, 2 casillas)
11. Rd2 c5
12. Axc5 (es evidente que el alfil medieval apenas tiene similitud, en su movimiento, con la pieza homónima de nuestros días) 12...Fxc5
13. Txd7+ Re8 14. Af5 Tb8
15.Cd5 (amenazando mate en una) Fb6
16. Txg7 Ah6 17. Axh7 Tg8 18. Cxf6 Rf8 19. Txg8 Axg8 20. Cd7 Rg7 21. Cxb8 Rxh7 22. Cd7 Rg7 23. c4 Rf7 24. c5 Re7 25. cxb6 Rxd7 26. bxa7 Af4+ 27. Re3 Ae6 28. Td1 Rc7 29. A8=F Rb8 30. Td8 Ra7 31. Rd4 Ad2 32. Rc5 b6 33. Rb5 Cf4 34. Fa6 (salto de la alegría) Cxe2
35. Td7 (Con 35. Td2 se obtendría en pocas jugadas el triunfo por rey robado, la captura efectiva de todo el ejército enemigo) Rb8
36. Rb6 Ab4 37. Fb7 Ac8
38. Td8 y mate a la otra. Resultado 1-0.

Jose A. Garzón